¿Arrancamos?

Escribí allá, por el otro lado, que fue una semana de paz, equilibrio, normalidad. Eso implicó entre otras cosas no salir. O sea, sólo tres noches (de 4) salí de casa: lunes a tomar una cerveza tranqui, martes a comer también tranqui, jueves a un cumple de nuevo tranqui. 3 de 4 les parecerá mucho, pero vivo y trabajo en el mismo lugar, ténganme piedad...

Me desperté temprano toda la semana. Fui a reuniones, temprano, medio temprano, tarde. Laburé hasta tarde, muy tarde. Gasté poca plata, controlé el impulso de salir hasta tarde cuando tenía que arrancar a laburar temprano. No lo sufrí... equilibrio.

Llegó el viernes. Arrancó como siempre: una chelita en casa, un llamado, a comer afuera con amigos, charla, vino, a dónde vamos... Me odié al ver cómo cada uno tenía su reconfortante plan de ir a dormir medianamente temprano (es la 1.30). Me vi desgraciado y desamparado, abandonado y solo en una ciudad de 20 millones de personas. Extrañé Bs As. y me lo recriminé, onda... no podés ser tan vicioso.

Pero si me controlé tooooooda la semana, si hice bien las cosas, si fui rectilíneo, coherente, responsable... no me merecía un viernes a toda madre? Descoque total, dormirme a cualquier hora, tomar lo que se me cante, cagarme de risa, dormir el sábado hasta las 3pm?

Digo... soy simple... un perrito de Pavlosky plano y sencillo que responde sin reparos al impulso obvio. No era conveniente una buena recompensa al buen comportamiento y así empezaba otra semana intentando replicar la anterior?

Y no... Es la 1.45 am de un viernes, ya no tengo cigarrillos ni cerveza (miro de reojo un whisky, tengo hielo en el freezer), la ciudad arde de desconocidos. Me esperan una preciosa cama doble y vacía y un entretenido libro de relectura. Pero los rechazo.

Son las 3.48 en Bs As. Dónde están amigos? Arrancamos? Snif.