El Agente

Se despertó esa mañana como tantas otras en su casa desordenada y bastante sucia en las afueras de París. De un salto prendió la radio abrió la ducha y al ritmo de Charles Aznavour se lavó rapidamente.

Era una mañana especial hacia cuatro meses que venia siguiendo un caso de homicidio que lo tenia muy desconsertado y la noche anterior un misterioso mensaje lo había alterado. Un desconocido tenia información precisa que lo podria acercar a la resolución tan esperada.

Tres meses atrás una secuencia de homicidios con caraterísticas similares lo habían comprometido en la búsqueda incansable de su autor.
El era uno de los Agentes con mayor reputación en la policia Parisina, había resuelto un sinnumero de casos de homicidios seriales y tenia un record en eficiciencia y eficacia en la resolución. Difícil de igualar.

Se encontraba con este caso con situaciones que no había vivido nunca en su extensa carrera pero su orgullo y obstinación no le permitían bajar los brazos.

El supuesto asesino nunca dejaba señales claras en sus crímenes, parecia que conocía perfectamente los movimientos de la policia y siempre lograba anticiparse a las acciones que estos realizaban. Es más, parecía conocer perfecto al Agente, sus trucos, sus técnicas y sus movimientos.

Día y noche el Agente libraba una batalla angustiante con su competidor oculto, una batalla que se desarrollaba en un cuarto oscuro donde su perseguido tenía la capacidad de ver pero él no, y siempre salia perdiendo. Sentia en sus entrañas que este tipo se burlaba de él, parecia que lo buscaba, que le hablaba, que le susurraba al oído y cuando volteaba ya no estaba ahí. Era injusto él siempre desentrañaba estos misteriosos casos pero no tenia ni la más mínima idea como resolver este, y eso lo desesperaba.

Salió de su casa y se dirigió a la estación de Policia, en el trayecto se comunicó con el misterioso contacto para verificar que la cita se cumpliria. Pudo saber un poco más sobre las noticias que estaba yendo a buscar. Al parecer el testigo había reconocido al asesino en su último crímen y por los datos que le revelaba no podía equivocarse, al fín tendría al menos el rostro. Era algo para empezar.

El trayecto hacia la estación de Policia duró una eternidad su ansiedad hacía que no reconociera su propio cuerpo hasta el punto de no saber varias veces en el trayecto donde se encontraba o hacia donde iba, parecía que su cuerpo había sido tomado por otra mente.

Llegó a su oficina preguntó por el testigo y le indicaron que se encontraba en la oficina contigua esperándolo. Casi sin pensarlo corrió hacia allí abrió la puerta y vio a un hombre sentado de espaldas, era un hombre de avanzada edad con ropas humildes y una parada que denotaba cierto temor incorporado.

Al cerrar la puerta el hombre giró y miró fijamente a los ojos al Agente, al verlo su rostro empalideció y un sudor frio le recorrió toda la cara.

Esta situación dejó perpejlo al Agente que quizo contenerlo, tenia en sus manos, la posible clave para la resolución de su caso y no queria perderlo.

El hombre se echo a llorar deconsoladamente y cuando el agente quiso acercarse
este lo empujó violentamente y le gritó. No me toque, su cara es la que vi la otra noche.

Encontraron el cuerpo del testigo muerto en la oficina.
Nunca pudo resolverse el caso y nunca pudieron encontrar al Agente, el Agente Jean D'Ivan.